viernes, 25 de mayo de 2007

Julio Bocca y su lucha contra el sida

Julio Bocca siempre se preocupó del tema del sida. Fue el primer artista en colaborar con la Fundación de Ayuda al Inmunodeficiente (Fundai), en 1991. Y sigue colaborando con esa institución y con otras al día de hoy.

Pueden leer aquí su testimonio para la Fundación Huésped.

Foto Gaby Herbstein

Mientras se encuentra en París con Bocca, Patalano recibe un llamado de Elio Marchi desde Buenos Aires: una incipiente organización argentina de lucha contra el sida, la Fundación de Ayuda al Inmunodeficiente (FUNDAI), solicita la colaboración de Julio para un evento destinado a recaudar fondos. Por entonces, el sida todavía es un tema tabú en Argentina. Los diagnósticos tardan tres meses en ser entregados porque no existe en el país la tecnología adecuada para hacerlo en menos tiempo. A la enfermedad aún se la asocia exclusivamente con los homosexuales y los drogadictos. La FUNDAI había nacido en abril del año anterior. Karin Pistarini, vicepresidenta de la fundación, y Héctor Agulleiro, su apoderado general, empiezan a reflexionar sobre la manera de recaudar fondos para financiar la construcción y la compra de material para el primer laboratorio de retrovirus y virus asociados, el paso más urgente para poder realizar análisis con diagnósticos rápidos. "Entonces habíamos leído que Julio bailaba todos los años con el American Ballet para la fundación de Lady Di en Inglaterra. Suponíamos que tendría una muy buena predisposición, y que era el mayor representante cultural de nuestro país, además de ser muy querido por la gente", cuenta Pistarini.

Cuando Julio escucha la propuesta, acepta de inmediato. Le impacta que en su país, todos se desentiendan del tema del sida. Él ha oído hablar de esa enfermedad por primera vez durante la gira que hizo con el ABT en Miami, en 1987. Allí descubre que desde sus primeras experiencias sexuales no ha tomado las precauciones debidas. Por eso mismo, decidió hacerse un primer análisis en Florida. "Si me lo hacía en Buenos Aires habría sido todo un tema", explica, aludiendo a los inevitables rumores que esto habría provocado en torno a su sexualidad y su salud. La propuesta de la FUNDAI lo seduce y responde que está dispuesto a ir a hacer una función en el Teatro Colón a beneficio de la fundación. Tiene un bache de cinco días en su programación, entre dos funciones en la Ópera de París. "Pidan el Colón. Bailo lo que esté puesto en el escenario en ese momento", dice a Pistarini. "Viajo, bailo, y me vuelvo a París".

Casualmente en ese momento, el Ballet Estable del Colón está interpretando Don Quijote, el ballet favorito de Julio. Cuando él y Eleonora llegan a Buenos Aires, el 10 de julio, el mismo día de la función, todo está organizado: la publicidad se ha hecho en tiempo récord y todas las entradas están vendidas. Julio ha condicionado su participación a una sola exigencia: que no haya entradas gratuitas para los funcionarios e invitados especiales. La recaudación de la función llega a cien mil dólares. El dinero posibilita que se refaccione el pabellón 17 del hospital Muñiz, que ha sido cedido a la fundación. Tres meses después, Julio y Eleonora asisten a la inauguración del flamante laboratorio de retrovirus.

Extracto de Julio Bocca, la vida en danza (p. 267-268)


No hay comentarios.: