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sábado, 31 de agosto de 2013

Julio Bocca: "La política nunca me interesó porque soy artista"

Una nota de Clase Ejecutiva:

Julio Bocca: "La política nunca me interesó porque soy artista"

Andrea del Río
adelrio@cronista.com
@Andrea_del_Rio
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 Andrea del Río

A 6 años de su retiro, el mayor bailarín de la historia argentina vuelve al Teatro Colón. En una única función, mostrará su trabajo como director artístico del Ballet Nacional del Sodre, compañía uruguaya que dirige desde 2010, con récord de funciones, espectadores y recaudación. Su experiencia en la gestión pública.

A 6 años de su retiro, el mayor bailarín de la historia argentina vuelve al Teatro Colón. En una única función, mostrará su trabajo como director artístico del Ballet Nacional del Sodre, compañía uruguaya que dirige desde 2010, con récord de funciones, espectadores y recaudación. Su experiencia en la gestión pública. 
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“Hoy, justamente, retomo el psicólogo después de un par de años”. Me lo dice Julio Bocca. No se le escapa. No se lo sonsaco. Me lo dice. Así. Clarito. Sin dramatismo, divismo ni victimismo. Sabe que ya estamos en modo entrevista, si tengo una mano ocupada con dos grabadores y la otra aferrada al combo de anotador/lapicera/tarjeta personal/ejemplares de Clase Ejecutiva donde fueron personajes de portada sus amigos Lino Patalano y Eleonora Cassano (me doy cuenta que las apretujo como si fueran estampitas).

Con tal de aprovechar el encuentro pautado hace ya dos meses –que hace apenas un ratito pareció estar en peligro–, me acoplo a su andar. Huracanado. Atrás la oficina, la sala de ensayos, el vestuario. A través de pasillos gélidos y escaleras desangeladas. Abordo de un ascensor de servicio. Así llegamos hasta la terraza del montevideano Auditorio Nacional Adela Reta, sede del Ballet Nacional del Sodre (BNS/Servicio Oficial de Difusión Radio Eléctrica) del que es director artístico desde 2010.

Sopla el viento. Con esa enjundia típica del que se empeña en dejar huella hasta la próxima vez que lo llamen a escena, sopla el viento. Sopla desde el río, ahicito nomás. Bocca se aferra a su taza térmica, se prende el botón central de su chaqueta de cuero, le tira un manotazo a los cabellos que se agitan y agradece –sin dramatismo, divismo ni victimismo– resolver al mismo tiempo la entrevista y la sesión de fotos porque el día se le complicó. “Decí que hoy retomo terapia”. Me lo dice otra vez. Como quien fragua un mantra exprés que le permita sortear lo que queda del día…

Un día particularmente agitado en la agenda de Bocca, enfrascado en los ensayos generales y pruebas de vestuario finales de El lago de los cisnes, producción que a mediados de julio y 15 días antes de su estreno, cuando se realizó esta entrevista, ya batía récords históricos con 18 mil localidades vendidas para sus dos semanas en cartel. Al frenesí propio de esa instancia definitoria, y justo cuando Bocca abre la puerta de su despacho, donde lo espero, se suma lo inesperado: una comisión sindical lo intercepta e increpa allí, en medio del pasillo, frente a sus bailarines. ¿La razón? Su decisión de realizar el espectáculo enteramente con música grabada, desafectando de hecho a las orquestas Sinfónica y Juvenil en virtud de una serie de problemas burocráticos internos que anteceden –y quizás incluso trasciendan– a su gestión.

¿Justo hoy, justo ahora? Enseguida, la preocupación por qué talante tendrá Bocca cuando finalmente nos encontremos es reemplazado por la curiosidad de ver, en vivo y en directo, cómo sortea uno de los aspectos menos gratos de su rol de director de una compañía estatal de danza. Porque, a dos meses de asumir oficialmente su cargo, debió suspender una función debido a una huelga, trance tras el cual se ocupó de dejar en claro: “La próxima, hago la función como sea. Y si no, me retiro a mi casa muy tranquilamente”. Tuvo ocasión de demostrar que hablaba en serio en octubre de 2011, cuando se convocó el primer paro general de 24 horas contra el gobierno de José Pepe Mujica: no sólo se llevó a cabo la función programada de Giselle, sino que el presidente uruguayo fue el invitado de honor a la velada.

JULIO BOCCA - img DOSNobleza obliga, nueva prueba superada: Bocca escucha a los delegados aunque le griten al unísono, argumenta aunque le retruquen en simultáneo, mantiene el tono de voz aunque lo chicaneen altisonantes, ofrece una instancia posterior de intercambio aunque lo tienten con encender la mecha corta de zanjar la discusión con un “porque lo digo yo”. Claro que cuando finalmente entra a su oficina, luce traspuesto. El autocontrol se cobra cada centavo de su cotización en alza en los manuales de liderazgo. Evidente: hay cero chances de mantenerlo allí adentro, sentado, charlando. A jugar con las cartas que tenemos. “¿Le parece, Julio, que lo deje tomarse un tecito tranquilo y lo venga a buscar cuando esté armado el set para las fotos en la terraza?”. Ni me mira. Pero asiente. Allá, donde el viento sopla con enjundia, hace rato que está todo dispuesto. Pero arriesgo el comodín de la media hora que quizás le amaine el revire.
El compás de espera invita a repasar los méritos que ya le han ganado a Bocca un lugar en la historia cultural uruguaya equivalente al logrado en nuestro país… y en apenas tres años. El BNS, cuerpo creado en 1935, es una de las instituciones de la danza pioneras de la región. Con un pasado glorioso –que incluye el fichaje de las principales étoiles internacionales de la época, así como multitudinarias galas populares en el Parque Rodó–, la compañía entró, a partir de la década del ‘70, en un cono de sombras tras una serie de calamidades político-burocráticas pero también estructurales (un incendio la dejó prácticamente sin sede activa por casi 20 años). En 2009, el BNS volvió al centro de la agenda cultural montevideana cuando estrenó su sede de 25 mil metros cuadrados con capacidad para 2 mil personas, bautizado en honor a Adela Reta, penalista colorada especializada en minoridad que fue ministra de Educación de Julio María Sanguinetti.

Meses después de ese corte de cintas, el presidente Mujica aprobó la designación de Julio Bocca como director artístico del cuerpo de baile y manifestó: “Es apostar a un país de primera. Estoy muy contento, creo que es una incorporación muy importante que va a revitalizar, sin ninguna duda, la escena nacional”. No le erró al vaticinio. Con un ambicioso programa de funciones (pasó de 25 a casi 100 anuales) y giras por el interior del país (visitan regularmente cada departamento y actúan en teatros pero también en escuelas o canchas de básquet), Bocca ha popularizado el ballet en Uruguay como nunca se había visto. En términos de espectadores, mientras que en su primer año de gestión convocó a 71.775 personas, en lo que va de 2013 acumula 314.096. Y, en recaudación, entre junio de 2010 y marzo de 2013, las planillas que puntillosamente se acumulan en la pizarra de su austera oficina destacan la cifra de u$s 2.486.169.

Tiempo cumplido. “Ya está todo listo. ¿Vamos, maestro?”. Me acoplo a su andar. Huracanado. Atrás la oficina, la sala de ensayos, el vestuario. A través de pasillos gélidos y escaleras desangeladas. Abordo de un ascensor de servicio. Y entonces: “Hoy, justamente, retomo el psicólogo después de un par de años”. No se le escapa. No se lo sonsaco. Me lo dice. Así. Clarito. Vamos por ahí.

¿Es cómún este clima previo a los estrenos? (Revolea los ojos, sonríe, bebe de su taza térmica)

¿Cómo lo maneja? Dígame que es té de tilo…
Decí que hoy retomo terapia.

Me está tentando a titular que el BNS mandó a Bocca de vuelta al diván…
No el BNS, sino algo más complejo y complicado de lidiar, como son las instituciones estatales.

Tras haber fundado y dirigido su propia compañía, Ballet Argentino, ¿qué diferencias encuentra entre la gestión privada y la pública? La gestión privada siempre es mucho mejor porque te asegura agilidad y productividad. Si pudiéramos sacar lo mejor del Estado y de lo privado, sería maravilloso. Pero nos cerramos: todo en uno o en otro. Ese es el problema. Y es complicado tratar de manejarse en ese límite. Claro que lo privado tiene lo suyo, pero el Estado tiene un nivel de burocracia que implica que todo te lleva tiempo. A veces necesitás solucionar los problemas en dos horas, pero los trámites, los permisos, las autorizaciones y el papeleo te llevan dos meses, y quizás eso implica que te perdiste la oportunidad de contratar a alguien. Por suerte, dentro del BNS tenemos un esquema de gestión mixta. Desde el comienzo me dieron libertad para manejarme en base a lo que aprendí después de haber estado casi 30 años en compañías como el American Ballet de Nueva York. No tendré la agilidad administrativa para resolver algunas cuestiones de un día para el otro, pero tengo la tranquilidad de saber que, respetando los procesos y los controles, en tres semanas puedo estar pagando un contrato de un coreógrafo, una compra de vestuario o los pasajes para una gira. Esas cosas son las que me permiten haber logrado lo que se hizo hasta ahora. Y haber renovado contrato hasta 2015.

¿Y qué nudo todavía no pudo desatar?
Del ballet no me puedo quejar. Además, tengo el apoyo de la gente, del público, del staff, de las autoridades. Pero dentro de toda institución estatal siempre tenés un grupo que no quiere el cambio, que quiere mantenerse en una estructura que es vieja, que no era mala sino que, lamentablemente, es de otra época. Hoy, en nuestros países, un mes la economía está bien y al otro es un desastre. Y esos cambios te impactan, te piden ser ágil y rápido para adaptarte. La traba con que me encuentro es gente que se encierra, que no abre la cabeza y que no entiende que no tiene que tener miedo al cambio. Quizás piensan que se van a quedar sin nada, pero en realidad mi planteo es para mejor.
En acción. Reconocido en el mundo, Julio Bocca es sinónimo de ballet.

¿Cambió su manera de encarar esos conflictos?
Los voy encarando con mayor madurez, entendiendo al otro lado. Al principio, había cosas que quizás no sabía. Tené en cuenta que es la primera vez que trabajo dirigiendo una compañía estatal, y encima de un Estado que no conozco, porque puedo tener una idea de cómo funciona la burocracia argentina, pero de la uruguaya no estaba tan al tanto. Y lo estoy aprendiendo. De todas maneras, estas cosas a mí me dan más fuerza, las capitalizo, me dan más seguridad en adónde y cómo quiero llegar. En ese sentido, esos planteos no me quitan la tranquilidad. Lo lindo de esta etapa de mi vida es poder llevarla de modo más fácil, sencillo y menos complicado… haciendo más de lo que quizás me proponen. Si hay roces, es porque a veces la gente quiere tener más haciendo menos. Y no es así como se consiguen las cosas.

¿Nada de llevarse los disgustos a la almohada?
Frente a los planteos, mi visión es seguir trabajando, ensayando, probando vestuario. Al margen, llevo el tema a mis superiores y espero su decisión. Y, ya en casa, con un vinito tinto, mi champancito o una cerveza, me relajo y paso hoja. Bueno, hoy lo hablaré en terapia… ¡Qué lindo lugar eligieron para las fotos! Sabía que acá viene la gente a almorzar, pero no me había acercado… Bueno, a esta cornisa hay que tenerle respeto (risas).

¿Cómo es su esquema de trabajo cotidiano?

Estoy todos los días, de 8 a 17. En general, entre las 11 y las 16 estoy con los bailarines, y el resto del tiempo me dedico a lo administrativo, que implica resolver temas como programación, publicidad, contratos, compra de materiales. Me gusta involucrarme en esos temas, especialmente con los sueldos, y tratar de que sean lógicos.

¿Qué quiere decir que sean lógicos? Que todos tengan las mismas posibilidades, que las diferencias no existan. Desde que asumí, logramos que los contratos fueran anuales, que accedieran a aguinaldo y seguro de despido, cuestiones que no estaban contempladas.
Uno de los temas todavía en discusión tiene que ver con la jubilación temprana a la que se ven expuestos los bailarines, cuya vida laboral es quizás 20 años más corta que…
La jubilación es la común y corriente, a los 65, como cualquiera en cualquier país del mundo. Pero justamente están reclamando por el gap entre que se retiran, a los 40 o 45 años, y el momento en que efectivamente pueden acceder a la jubilación. Estamos trabajando en el proceso de ayudar a los más jóvenes a planificar su carrera para que vean qué pueden hacer una vez que se retiran de la danza y hasta que se jubilan, que es distinto. Pero los que ya tienen 40 años no son niños que no sabían qué se les venía: tienen que hacerse cargo. Mi orgullo es que los bailarines de 18 ahora tengan contrato por un año, más aguinaldo, sueldo y, si se los desafecta, cobren unos meses extra. En este contexto, no se pueden quejar. Además, tienen acceso a este teatro, a los camarines, a los maestros, a los repertorios, a los viajes. Si se quejan es porque somos así de quejosos nomás los latinos…
BOCCA _ IMG UNO 



Hablando de lo latino, ¿qué tan competitivos somos en comparación con las grandes potencias de la danza? Estamos atrasados en un montón de cosas: preparación, responsabilidad, disciplina, estructura, escuela, constancia. Sigue habiendo nuevos talentos, buenos maestros y grandes bailarines, pero no hay un cuidado global ni un proyecto a largo plazo, y eso se siente mucho. Voy a seguir diciéndolo, aunque me odien: esa cosa latina, tan parte nuestra, de querer más dando menos, no nos hace ningún bien. Si acepté este puesto es porque me aseguraron las condiciones para llevar a cabo mi ideal, que es convertirla en una de las mejores compañías del mundo. Esa es mi visión. Y no la voy a cambiar para conformarla a la de otros. Mi objetivo es generar oportunidades, aunque se parta de menos en relación a otros mercados. Pero para eso necesito que cada profesional entienda que también tiene que dar para llegar y competir. A mí me motiva luchar para tener más. Y eso es lo que incentivo como director, no la comodidad.

¿Está apostando a generar un semillero regional? Sí, con jóvenes que quieran trabajar, evolucionar, mejorar, tener una responsabilidad y disfrutar de lo que están haciendo. Porque el nuestro es un trabajo que se elige, nadie te obliga. Y creo que, si tenés la posibilidad de hacer lo que te gusta, es tu deber lucharla. Lucharla y mejorar hasta el último momento. Ya sabemos que tenemos una carrera muy corta, entonces hay que prepararse para el día después, saber si te vas a querer enfocar como maestro, director, coreógrafo… o cocinero. Porque hay un montón de otras carreras maravillosas a las que te podés dedicar ya que nadie te garantiza que por ser un buen bailarín podés ser un buen maestro, director o coreógrafo. Por eso me propongo inculcarles a los más jóvenes que no se encierren en la danza y que, cuando tengan una base sólida como bailarines, empiecen otra carrera para tener una perspectiva de vida cuando se retiren a los 40 o 50. En ese momento empieza tu otra vida, y tenés que seguir comiendo.

En contrapartida a toda esa inversión en formación, ¿cómo se retiene el talento? Es imposible. En nuestros países no tenemos ninguna chance de competir con las grandes compañías, al menos por ahora, en términos de sueldos. Puedo competir con maestros, funciones, giras, programación. Eso es lo que uno puede ofrecer: calidad de trabajo, enseñanza, excelencia técnica y artística. Es lo que uno tiene para luchar. La compañía del BNS no está mal paga, en absoluto, pero por supuesto que, si la comparás con el American Ballet de Nueva York o la Ópera de París… Claro que estamos hablando de otra historia, cantidad de público, funciones, espónsores… Aunque también es cierto que sus gastos son mayores y, muchas veces, no tenés un contrato anual asegurado sino que te pagan 32 o 34 semanas al año y arreglate…

¿Está apostando a generar un semillero regional? Sí, con jóvenes que quieran trabajar, evolucionar, mejorar, tener una responsabilidad y disfrutar de lo que están haciendo. Porque el nuestro es un trabajo que se elige, nadie te obliga. Y creo que, si tenés la posibilidad de hacer lo que te gusta, es tu deber lucharla. Lucharla y mejorar hasta el último momento. Ya sabemos que tenemos una carrera muy corta, entonces hay que prepararse para el día después, saber si te vas a querer enfocar como maestro, director, coreógrafo… o cocinero. Porque hay un montón de otras carreras maravillosas a las que te podés dedicar ya que nadie te garantiza que por ser un buen bailarín podés ser un buen maestro, director o coreógrafo. Por eso me propongo inculcarles a los más jóvenes que no se encierren en la danza y que, cuando tengan una base sólida como bailarines, empiecen otra carrera para tener una perspectiva de vida cuando se retiren a los 40 o 50. En ese momento empieza tu otra vida, y tenés que seguir comiendo.

En contrapartida a toda esa inversión en formación, ¿cómo se retiene el talento? Es imposible. En nuestros países no tenemos ninguna chance de competir con las grandes compañías, al menos por ahora, en términos de sueldos. Puedo competir con maestros, funciones, giras, programación. Eso es lo que uno puede ofrecer: calidad de trabajo, enseñanza, excelencia técnica y artística. Es lo que uno tiene para luchar. La compañía del BNS no está mal paga, en absoluto, pero por supuesto que, si la comparás con el American Ballet de Nueva York o la Ópera de París… Claro que estamos hablando de otra historia, cantidad de público, funciones, espónsores… Aunque también es cierto que sus gastos son mayores y, muchas veces, no tenés un contrato anual asegurado sino que te pagan 32 o 34 semanas al año y arreglate…

¿Esos argumentos para retener talento son también válidos para repatriar figuras? Los que se fueron ya saben que afuera no es que se vive de maravillas. Al margen, muchos eligen volver porque llegaron a un punto de sus vidas en que quieren también desarrollar su vida personal y apuestan por su lugar. Para mí es un orgullo haber repatriado a María Noel Riccetto, primera bailarina del ABT, que tiene una experiencia, calidad de trabajo y formación igual a la mía. Su ejemplo me ayuda a que los más jóvenes vean la disciplina y el respeto que se debe tener en la carrera.
El 8 de octubre vuelve a la Argentina, nada menos que al Colón. Será la primera vez que mostrará, en su país, el trabajo que está haciendo con el BNS…
Será sólo una función. Pero es importantísima porque es la primera vez que el BNS va al Colón, siendo las dos instituciones de la danza más antiguas de la región. Va a ser una cita bastante trascendente, con invitación al presidente Mujica para que viaje y asista y todo…

¿Tiene trato asiduo con el presidente uruguayo?
Viene a alguna función y quizás lo veo, pero nada más. Yo con la política no quiero nada.

Lea el resto de la nota en su página de publicación original aquí.


El arte de la danza

Julio Bocca: "La política nunca me interesó porque soy artista”

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sábado, 3 de diciembre de 2011

Julio Bocca el desnudo en TN

Santo Biasatti entrevistó a Julio Bocca, en Otro Tema. El ex bailarín se refirió a muchos aspectos de su vida, como su actual gestión en el Ballet Nacional de Uruguay. Dos momentos de gran emoción son, en el segundo video, cuando recuerda su despedida en Nueva York en 2006 y en la avenida 9 de Julio al año siguiente. Muy recomendable.

Primera parte:



Segunda parte

sábado, 5 de noviembre de 2011

Entrevista a Julio Bocca en la revista Hola

La revista ¡Hola! acaba de publicar una entrevista a Julio Bocca. Pueden leer la entrada original aquí... o mejor aún, comprar la revista.

Julio Bocca: "Por primera vez me siento con los pies sobre la tierra"

Siempre lo tuvo claro y lo repitió casi hasta el hartazgo. “A los 40 me retiro”, decía Julio Bocca (44) cada vez que le preguntaban. Y cumplió con su palabra. El 22 de diciembre de 2007, después de veintisiete años sobre los escenarios más importantes del mundo, el máximo bailarín de Argentina bajó definitivamente el telón de su carrera con un show en el Obelisco.

Unos meses más tarde, se instaló en Montevideo y, como él mismo dice, “comenzó de cero”. Nueva vida, nueva casa, nuevos amigos y unas enormes ganas de no hacer nada. Pero en marzo del año pasado le ofrecieron ser el director artístico del Ballet Nacional del Sodre y aceptó.

Fotos: Ignacio Arnedo / Revista ¡Hola!
–¿Cómo te definirías en este nuevo papel?

–Disciplinado, constante, respetuoso… Yo me siento feliz y muy seguro con lo que estoy haciendo, y creo que eso es fundamental: con esa seguridad puedo salir a pelear por lo que quiero conseguir.

–¿Cuánto hace que estás viviendo en Montevideo?

–Tres años, casi al toque después del retiro. Necesitaba tranquilidad, desaparecer… Tenía miedo de quedarme en Buenos Aires y estar todo el tiempo encerrado en mi departamento para evitar los autógrafos, las fotos… Es algo que siempre agradecí, pero necesitaba encontrarme conmigo mismo.

–¿Fue como empezar de cero?

–Así es. Tuve que armar mi grupo de amigos. Al comienzo, era extraño porque me pedían que les contara anécdotas y si íbamos a algún lugar nos sacaban fotos y ellos no estaban acostumbrados a eso. Tuvimos que ir acomodándonos; por suerte, me crucé con muy buena gente en quien poder confiar.

–¿Cómo es el trato con el público?

–Acá nadie se me acerca. Es muy aliviador porque me siento uno más, voy a un restaurante y me atienden igual que a todos… Es muy lindo porque durante veintisiete años fui “el primero”, “el de las fotos” y por primera vez me siento con los pies sobre la tierra. Pasó el fanatismo y puedo disfrutar del cariño de la gente desde otro lugar.

–¿Recordás cómo fueron las horas posteriores a tu último show?

–Bajó el telón, me fui a casa y ahí me di cuenta de que ya no tenía la danza… ¿Y ahora qué? Me bañé, me fui a la fiesta de despedida y di por terminada mi carrera de bailarín. Después me tomé un año y medio para hacer nada: me levantaba a la hora que quería, comía y tomaba lo que se me antojaba, viajaba sólo si tenía ganas… Necesitaba estar en mi cama, ir al supermercado, cocinar. Descubrí que me encanta la cocina, reinventar recetas.

–¿No le tuviste miedo al vacío?

–¡Para nada! Siempre supe que iba a bailar hasta los 40 y  fui armando mi retiro. Tenía mi escuela, el Ballet Argentino y sabía que me iban a llamar para dirigir porque era algo que me habían ofrecido varias veces.

–¿Por qué a los 40?

–Es que fueron muchos años como bailarín, trabajados con mucha intensidad. Sentía que ya no tenía nada nuevo por descubrir y, al mismo tiempo, estaba cansado, no quería seguir bailando sin pasión. Prefiero que el público me siga preguntando “¿cuándo volvés?”, y que no se pregunten “¿cuándo se retira éste?”. [Se ríe.]

–¿Qué pasó con el ego del bailarín, ese que tiene todo artista para mostrarse, gustar, recibir el aplauso?
–Los aplausos son un agradecimiento a lo que uno da, pero yo no estudié mañana, tarde y noche pensando en el aplauso. Tuve la suerte de ser muy reconocido, pero nunca trabajé para eso.
–¿Cuánto creés que hubo de suerte en tu camino?
–No sé si fue suerte, destino o qué, pero siento que me fueron apareciendo cosas y oportunidades de las que aprendí y fui aprovechando.

–¿Alguna vez sentís que atravesaste una crisis vocacional?

–A los 25, después de cinco o seis años sin tomarme vacaciones, sufrí un período de mucho cansancio. En ese momento, ya tenía dos operaciones de rodilla y no sabía hasta cuándo me iba a dar el cuerpo. Entonces, me llamaban de la Opera de París y decía que sí, me convocaban del Bolshoi de Moscú o del Covent Garden de Londres… ¿cómo iba a negarme? Tuve que volver al psicólogo para aprender a decir que no porque estaba haciendo funciones frías, distantes.

–¿Cuán importante fue tu familia en tu carrera?

–Fundamentales. Mi abuelo Nando, mi abuela Teresa y mi mamá Nancy siempre me apoyaron, sobre todo en esta carrera… Un varón que estudia danza…

–¿Vos tuviste que enfrentarte a ese tipo de prejuicios?

–Nunca me importó lo que decían, todo lo que escuchaba me entraba por un oído y me salía por otro. En el mundo del ballet no pasa nada diferente de lo que se vive en un estudio de arquitectura o en un buffet de abogados.

–¿Qué cosas siguen intactas de aquel chico que a los 8 años tomaba el tren para ir a sus clases de ballet?

–Todo lo que se ve… Con más experiencia, con un poco más de sabiduría, pero yo me sigo divirtiendo como cuando tenía 8 años. También hay algo de la sorpresa, el capricho y la insistencia que tienen los chicos que aún siguen presentes en mí.

–¿Alguna vez dijiste “cuando me retire será para comer papás fritas y tomar cerveza sin culpa”?

–¡Eso lo hago! Papas fritas no tanto, pero mi cervecita está. Cuando termino de trabajar, agarro la rambla con el auto, llego a casa, me siento en el balcón mirando el río y tomo mi copita de champagne, mi vinito o mi fernet con gaseosa.

–¿Estás en pareja?

–Sí, desde hace dos años.

–¿Sos difícil para el amor?

–Como cualquier ser humano, con lo bueno, lo malo, lo complicado… Con los años aprendí a allanar el camino del amor, aprendí a ceder, a no poner palos en la rueda.

–¿Quisiste o te quisieron más?

–A lo largo de mi vida tuve parejas estables, amé sin ser correspondido y también estuve cómodo con alguien por el solo hecho de estar acompañado.

–¿Te gustaría ser padre?

–La idea de la paternidad siempre está latente, pero tal vez en otro momento tenía más ganas… Ahora ya no tanto.

–¿Cuál es tu máxima fantasía?

–Tener un gran barco. Es un sueño que tengo desde siempre y no quiero perderlo. Me encanta leer revistas de náutica. Tal vez algún día venda todo lo que tengo, me compre un barco y me vaya a vivir flotando.

–Si tuvieras un espejo delante y te miraras a los ojos durante algunos minutos, ¿qué te dirías?
–[Piensa.] Me diría “gracias por todo lo que diste y lo que seguís dando, seguí aprendiendo, no aflojes, no te dejes estar”. Creo que algunas veces me preguntaría “¿por qué no estás sonriendo, si tenés todo?”.

–¿A veces te olvidás de sonreír?

–Cada vez menos… Aprendí a cambiar mi cabeza y entendí que lo malo se puede transformar en bueno y que todo es posible, aunque haya días en los que me nuble la cabeza.
 
Texto: Sebastián Fernández Zini
Fotos: Ignacio Arnedo

martes, 29 de diciembre de 2009

Julio en San Petersburgo (1996)



La Bayadère, en San Petersburgo, que bailó en el Teatro Mariiinsky con Altinai Asilmuratova en 1996. Probablemente uno de sus mejores momentos técnicos, aunque no interpretativos.

En mi libro cito al respecto una crítica de la revista británica Dancing Time:

"El deslumbrante argentino hizo lo que pudo para sorprender al público con su elevación estelar y su asombroso trabajo de los pies y debo reconocer que lo logró. En cuanto al personaje de Solor, el guerrero y el amante, no existió para nada: fue sustituido por Julio Bocca" (Dancing Time, junio de 1996)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Masterclasses en Praga 2








(Copyright Daria Klimentova)

(cliquear en las fotos para agrandar)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Masterclasses en Praga 1

He aquí dos cortos videos en que se ve a Julio Bocca particularmente lúdico practicando piruetas de partenaire con Daria Klimentova en Praga. Son de este año, cuando Julio viajó a Praga para dar unas clases magistrales. Pronto subiré algunas fotos del mismo acontecimiento.



sábado, 14 de noviembre de 2009

Julio en el Liceu de Barcelona (2001)



Henry VIII, de Camille Saint Saëns
Liceu Opera de Barcelona, 2001

"Divertissement" (acte II)
Dirección musical: José Collado
Dirección de escena: Pierre Jourdan
Escenografía: Guillaume Auger
Vestuario: Gumersindo Andrés, Jean-Yves Legavre i Juan Stoppani
Iluminación: Tierry Alexandre
Coreografía: Silvia Bazilis

lunes, 5 de enero de 2009

Un quinceañero por televisión

Para festejar la llegada del año 2009, les propongo una joyita encontrada en You Tube: Julio Bocca en la televisión argentina a los 14 o 15 años: Mujeres apasionadas, coreografía de Carlos Baldonedo, con la participación de Raquel Rossetti, Marcela Chinetti, Leandro Regueiro y Julio López, y el maestro interno del Colón Lisardo Varela.

En el momento en que emiten ese video, Julio se encuentra "becado, y triunfando seguramente en Venezuela", como dice el locutor. Es decir que fue en 1982.

Pasen, disfruten, y que el 2009 sea un año de mucha felicidad.

domingo, 24 de agosto de 2008

Julio Bocca en París

En 1990, Julio Bocca bailó el pas-de-deux de Diana y Acteón en París con la bailarina francesa Elisabeth Maurin.

Aquí está el video de esta deslumbrante interpretación. Julio tenía 23 añitos... Fue justo después de que lo conocí.

El público, un poquito frío: yo ya habría estado aplaudiendo y gritando desde su primera variación...

viernes, 8 de agosto de 2008

Emoción pura en Moscú

Gracias a Internet, podemos ahora ver y volver a ver la participación de Julio Bocca y Raquel Rossetti en el V Concurso Internacional de Ballet de Moscú de 1985, aquel en el que Julio, revelación indiscutida del campeonato, arrasó con la medalla de oro.

Aquí vemos su actuación durante la Gala celebrada después del concurso, en el pas-de-deux de Don Quijote.

Explico en mi libro, acerca de esta función de gala en la que Julio se cayó de nalgas en su variación:
"El resto de su actuación fue brillante. Volvió a maravillar con sus inéditas combinaciones de saltos, despertando suspiros de admiración. Esta vez, los aplausos duraron más de media hora. El público les tiraba flores, gritaba su nombre. Tuvieron que salir a saludar más de veinte veces. Y no les quedó otra opción que hacer un bis de la coda."

Julio Bocca, la vida en danza, ed. Aguilar, cap. 5, p. 128
Almas sensibles abstenerse: estos videos son muy emocionantes. A mí me arrancan lágrimas cada vez que los veo.

(Si van a la página de You Tube, tilden la opción "ver con alta calidad" para una mejor definición de la imagen)








jueves, 3 de julio de 2008

Fue hace más de seis meses ya...

Algunas nuevas imágenes de la tan emocionante despedida de Julio Bocca el 22 de diciembre pasado (ojo, son muchos videos).

A mí todavía me cuesta creer que nunca más lo veré bailar.

¿Y a ustedes?












lunes, 7 de abril de 2008

Celeste, Charly y Julio

Ni idea de cuándo es este video clip. Descubro en You Tube cosas que no conocía de Julio... ¡voy a tener que escribir una nueva versión de mi libro!

martes, 4 de marzo de 2008

En el Chicago Tribune salió esta semana una hermosa nota sobre la pareja simbiótica que Julio Bocca y Alessandra Ferri formaban (me duele hablar en pasado...).

THE POWER OF TWO

Soloists may dazzle, but only duets can tell a good love story

By Sid Smith

Individual dancers are the stuff of legend: Anna Pavlova, Isadora Duncan, Martha Graham, Mikhail Baryshnikov.

But the art of dance has been described as making love while standing up, and it's unlikely that folklore is referring to a soloist. There is a special affinity known only to a handful of partnerships: Fred Astaire and Ginger Rogers, Rudolf Nureyev and Margot Fonteyn.

In ballet, in the years since Nureyev and Fonteyn, we've become accustomed not to expect that kind of electrifying onstage partnership. We arrive at the concert hall poised to look for the luster of lone stars, not the sparks of sizzling duos. Ours is the era of mono-dance.

In March 1992, I settled into my seat at the Civic Opera House prepared to watch "Romeo and Juliet" starring two dancers whose individual work I knew: Julio Bocca, the youthful, hot-blooded Argentine and heir, for a spell, to Baryshnikov's technical prowess, and Alessandra Ferri, a raven-haired Italian ballerina whose many partnerships included Nureyev, Anthony Dowell and Baryshnikov, responsible for luring her to American Ballet Theatre in the late '80s.

Both dancers were among the most prominent artists of their day, accomplished in technique and silky in style. I expected professional zeal. But nothing prepared me for that performance.

Beginning in the balcony scene, maybe the most romantic in all of ballet, they morphed into a whole superior to their two parts. Their technical prowess helped, not to mention their mutual flair for eroticism. But it was something else, too, some volcanic heat bursting forth and then spreading gently outward like an ethereal blanket. The languorous longing with which she inflected her dancing, the heightened alertness of his dashing flights across stage, the super-real desperation of their clutch-all of it transcended the artifice of ballet and evoked the private world of two adolescents in the rapture of infatuation.

On stage, they were, in the most sublime sense of the phrase, making love.

La nota sigue aquí.

Gracias a Anna por enviarme la información

viernes, 22 de febrero de 2008

Para ver y volver a ver

Extractos de Bocca Tango, de Ana María Stekelman. Primero se puede apreciar a Julio en Invierno Porteño, de Astor Piazzolla. Esta pieza formó parte primero del espectáculo Piazzolla Tango Vivo, creado en el año 2000 para Bocca y el Ballet Argentino. Se incluyó luego en Bocca Tango.
Luego sigue Buenos Aires Hora Cero, también de Astor Piazzolla, interpretado por Rosana Pérez y Hernán Piquín.

domingo, 3 de febrero de 2008

El Pelele

En 1993, Julio Bocca participó en la Plaza Mayor de Madrid en un espectáculo con muchos invitados internacionales, Los Divinos, que intentó retratar la cultura española a través de la danza, la música y la poesía. Bocca interpretó a un personaje inspirado en el cuadro El Pelele de Goya, con coreografía de Nacho Duato, y también bailó de manera brillante la variación de Don Quijote.



lunes, 31 de diciembre de 2007

Algunos extractos de la transmisión de Canal 13

Algunos extractos de la transmisión por Canal 13 de la despedida de Julio Bocca ya están en You Tube:

El Corsario 1
El Corsario 2
El Corsario 3
Tonada del Viejo Amor
Balada para un Loco
El Último Café
El Día que me quieras
The Man I Love
A Mi Manera

De menor calidad:

El Corsario
Don Quijote
A mi Manera

4000 dólares

O más exactamente 3.999 dólares. Es el precio de venta en línea, en la tienda E-Bay, de un par de zapatillas que Julio Bocca usó el 12 de abril de 2004 en Buenos Aires, en una función al aire libre en el Rosedal de Palermo...

Si alguien está interesado... tiene hasta el 3 de enero... Vamos, ¿qué son 3.999 dólares? No llega siquiera a 12.700 pesos...

sábado, 29 de diciembre de 2007

Domingo 30 de diciembre, Canal 13, 21h

Canal 13 retransmitirá la despedida de Julio Bocca el domingo 30 de diciembre a las 21h (para los que viven en Argentina, no se olviden de adelantar los relojes esta noche).

Lamentablemente, será sólo una selección de los mejores momentos.

Con la esperanza de que algún día salga el DVD de la noche completa...

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Los videos de la despedida de Julio Bocca

Sé que muchos estuvieron buscando los videos de la despedida de Julio Bocca en You Tube. Me tomé el trabajo de hacer una pequeña recopilación de los mejorcitos (ojo, no todos son buenos, debido a las condiciones en que fueron filmados) para que no tengan que buscar. Así que aquí va.

No se olviden de que Canal 13 lo retransmitirá el domingo 30 de diciembre a las 21h



El Corsario 1 (Julio Bocca, Maximiliano Guerra y Eleonora Cassano)
El Corsario 2
El Corsario 3 (variación de Maximiliano Guerra)
El Corsario 4 (variación de Eleonora Cassano)
El Corsario 5 (variación de Julio Bocca)

Tonada del Viejo Amor (Julio Bocca, Eleonora Cassano y Mercedes Sosa)
Tonada del Viejo Amor en TN

Don Quijote 1 (Julio Bocca y Tamara Rojo)
Don Quijote 2
Don Quijote 3

Cisne Negro (Julio Bocca y Nina Ananiashvili)

Balada para un loco (Julio Bocca y la Mona Jiménez)

El Último Café (Julio Bocca, Cecilia Figaredo y Guillermo Fernández)

El Día que me Quieras (Julio Bocca, Eleonora Cassano, Esteban Riera y Gisela Sara)

Años de Soledad (Julio Bocca)

Fuegos artificiales finales

Pura emoción

La cobertura en los medios:

América 24 1
America 24 2
Canal 13 (ingresar "Julio Bocca" en la búsqueda)
EuroNews (si no funciona, pulsar Video)
Teletrece (Chile)
Telecinco (España)

Bonus Track

Ensayo 1 de Julio Bocca y Tamara Rojo en el Estudio Julio Bocca
Ensayo 2 de Julio Bocca y Tamara Rojo

Y lo mejor: ¡¡¡cuando enseñó su cola!!! (aunque lamentablemente no se vea muy bien... ¡ojalá Canal 13 lo muestre mejor!)

domingo, 23 de diciembre de 2007

Gracias, Julio (3)

...sigue de la entrada anterior...

Los saludos fueron la parte más emocionante del espectáculo. Julio hizo un bis con el solo de la escalera de Bocca Tango (me dediqué a mirar y disfrutar en lugar de filmar) y reapareció con su inmortal bata blanca. Todos sus amigos y colegas estaban en escena, muchos llorando desconsoladamente. Julio también se quebró y lloró, aunque su cara de felicidad al final fue más fuerte. Unos fuegos artificiales disparados desde el pie del Obelisco cerraron la velada. Julio habló unos minutos en el micrófono, agradeció a su público, y antes de irse, le hizo un último regalo (que tampoco filmé, ¡lo disfruté a solas!): ¡enseñó sus hermosas nalgas!


Luego del espectáculo, la fiesta continuó para algunos privilegiados en la Confitería Ideal. Allí, Julio apareció... ¡completamente rapado! Y con una remera explícita y que le valieron casi más sarcasmos que su nuevo corte de pelo: "Fuck me! I am famous".



Todos querían saludarlo. Entre ellos, Maximiliano Guerra...



...Nina Ananiashvili, que no se privó de tocarle la pelada...



...y yo, ¡por supuesto! Feliz con esta noche, a pesar de las lágrimas obviamente incontenibles...