jueves, 12 de julio de 2007

Una nota que salió en El Tribuno de Salta

Una nota publicada por la revista Tiempo del diario El Tribuno, que sale en Salta, Jujuy y Tucumán. La revista no tiene sitio web, fue su autora, Marina Cavalletti, la que me envió la nota:

Un hombre que baila
Por Marina Cavalletti


En su recorrido por la vida del máximo valor del ballet argentino, Angeline Montoya, creadora del libro más actualizado y completo sobre el bailarín argentino, relata la trastienda de su obra que explora facetas hasta hoy desconocidas de un hombre sencillo, inquietante y popular.

Una tarde húmeda y lluviosa en la capital porteña. En un bar céntrico Angeline Montoya, periodista y redactora de la biografía “La vida en danza” describe cómo, desde los 15 años, sintió que tenía que escribir un libro sobre la vida del bailarín argentino más reconocido del mundo.

“El libro surgió a raíz de una historia muy particular: tenía 15 años y vi a Julio en el (Teatro) Colón. Yo hacía danza clásica y me enamoré. Fue uno de esos amores adolescentes, como otros se pueden enamorar de una estrella de rock o de cine. Yo me enamoré de Julio Bocca. En ese momento decidí que lo quería conocer y que algún día escribiría su biografía.

Intenté entrevistarlo y me hice pasar por periodista, pero tenía 15 años y no me creyeron. Luego de un año y medio me dieron la nota, por cansancio, y la publiqué en una revista de Francia. Y así empezó.
Después estudié periodismo para aprender técnicas. El periodismo siempre me interesó. Orienté toda mi vida para escribir este libro. Empecé a trabajar en la Agencia France Presse en Montevideo. A los tres años decidí iniciar el proyecto. Le escribí a Julio y le pedí su ayuda porque necesitaba entrevistar a sus familiares y amigos, seguirlo en sus giras, ir a funciones y clases. Necesitaba su colaboración, pero no quería que fuera una biografía oficial. Le interesó el proyecto, me abrió las puertas de sus amigos, familiares y estuve en sus giras.
En principio, yo era una fan. Pero no quería que éste fuera el trabajo de una fan, sino el de una periodista seria, lo más objetivo posible.
No soy amiga de él porque siempre quise conservar una distancia en pos de la objetividad.
Lo ordené de manera cronológica, pero surgieron temas: la relación con su padre ausente, con su madre, su sexualidad, su vida privada, su vínculo con los coreógrafos. Son tópicos presentes en el libro que aparecen en forma cronológica.
Quería que esta obra fuera lo más exhaustiva posible, por lo que entrevisté a 250 personas, viajé a nueve países (Cuba, Venezuela, Francia, Estados Unidos, Rusia y otros). Todo fue hecho a pulmón y lo costeé con mi trabajo como periodista. Comencé a elaborarlo en marzo de 2000, de esos siete años, hubo cinco que fueron de trabajo efectivo full time, no sólo de investigar, sino también de escribir.
El libro está actualizado hasta diciembre de 2006, es muy reciente”.

¿Cuál fue el criterio que utilizó para seleccionar el material que –finalmente- se publicó?

Para las cosas conflictivas era tener pruebas, es decir; varios testimonios fidedignos. En cuanto a elegir, allí surge la subjetividad del autor. Pero creo que puse lo que fue más importante en su vida, tanto privada como profesional. No quería descartar su vida privada. Porque no quería escribir la biografía de un bailarín, sino la de un hombre. El título de la última parte del libro define muy bien lo que es Julio: es un hombre que baila, no es solamente un bailarín. Quise hablar un poco de todos los aspectos de su vida.
Mi criterio siempre fue del máximo respeto y de no censurarme. No creo haber caído en el amarillismo ni en cosas fáciles.
Hay muchas críticas respecto de sus elecciones profesionales. Las quise tratar porque son cosas de las que nunca se habló. ¿Qué se sabe de Julio Bocca? que es un gran bailarín, muy popular; todo el mundo lo conoce acá, fue estrella del American Ballet durante mucho tiempo y ganó en Moscú. Es decir, se saben muy pocas cosas y yo quería realmente mostrar quién era. Había cosas buenas y malas. No decidí qué iba de bueno o de malo, traté de que fuera una cosa equilibrada. Un ser humano no es todo blanco o negro, tiene matices. Quería mostrar la mayor cantidad de facetas de esa persona.
Él es un ser humano y un ser humano tiene sus bajezas, tiene sus grandezas; sobre todo para una misma cosa. Cada vez que narro algo, trato de enfocarlo desde distintos puntos de vista, tomando a varias personas que me cuentan lo mismo.

¿Julio Bocca revisó el libro?
“Revisó” no es la palabra. Él pidió leerlo. Nunca me pidió nada durante la investigación. Y yo se lo hice leer, necesitaba que él me hiciera comentarios de las cosas que no pude hablar con él. Ya que tuve siete entrevistas que, para él, son muchas, pero para toda una vida son pocas.
Fue así: después de leerlo me convocó. Me dijo lo que le había buscado y lo que no. Y yo tomé en cuenta algunas cosas. Tuvo una lectura muy inteligente del libro. Yo temía que no le gustara, porque no soy complaciente con él. Creí que lo iba a tomar mal, pero no. Modifiqué algunas cosas y dejé otras. Fue un intercambio de puntos de vista, pero no una revisión a modo de censura.
Cuando lo leyó, me dijo que le había fascinado, aunque –en principio- estaba muy asustado, porque sabía que yo estaba preguntado cosas conflictivas.

Pensó en escribir esa biografía a los 15 años ¿Qué cree que la llevó a persistir en la idea, a que esa empresa traspasara la frontera del capricho adolescente?

Creo que a los 15 años no me daba cuenta de lo que significaba, era una cosa un poco inconsciente, un sueño. Al principio era así: “algún día escribiré este libro”. Pienso que nunca me lo creí. El tema es que lo vi bailar muchas veces, seguí su carrera, lo vi en Francia. Y cada vez que lo veía, sentía lo mismo que a los 15 años. Y me asombraba –desde muy chica- lo popular que era Julio. No es un cantante de rock, no es algo popular lo que hace. Que un bailarín clásico tenga ese nivel de popularidad es, realmente, algo excepcional. Y sentí que había una historia que contar. Escribir ese libro no era sólo contar la historia de un ídolo que baila muy bien: había realmente algo. Que un bailarín clásico llene la (Avenida) 9 de Julio con cien mil personas es inédito. No hay antecedentes en el mundo. Hubo bailarines muy populares, como Nureiev, pero era otra cosa: no era en su país y había un contexto político. Nureiev, era –además de un gran bailarín- una persona que hacía hablar de él por sus extravagancias. También fue el primer artista en desertar de la URSS. Julio Bocca no. Julio Bocca baila, no hace otra cosa. No va a lugares en los que se le ve haciendo cosas raras. Se ganó eso con un representante genial –Lino Patalano- y simplemente bailando.
Sentí que había una historia que contar, que no era un sueño adolescente que nunca cumpliría.
Decidí hacerlo por un hecho no muy grato: falleció mi mejor amiga, a los 23 años. Y decidí que debía cumplir con el sueño de mi vida, para celebrar que estoy viva.
Profesionalmente era interesante, todo cerraba, no era simplemente un sueño delirante, sino un proyecto serio.

¿La obra se traducirá a otros idiomas?

No lo sé. Me encantaría. La editorial no tiene departamento de traducción y yo no puedo cubrir los costos de eso. Creo que podría editarse en italiano, inglés, francés o ruso. Si alguna editorial está interesada, supongo que se contactarán conmigo o con la editorial.
¿Qué hallarán aquellos que lean “La vida en danza”?

Encontrarán todo lo que no se sabe de Julio. Van a descubrir la vida de una persona común, que no es un divo, que no es una estrella alejada de la gente. Es alguien como vos y yo, que baila como los dioses y que tiene una vida increíble, pero realmente nunca se convirtió en un divo. Tiene actitudes de divo con su compañía o cuando baila. Pero en lo cotidiano, adentro de él, es alguien común. Y que alguien común tenga esa vida, no es común. Entonces hay una paradoja. Van a descubrir cómo alguien que se nos parece -que no es un ídolo que está en el pedestal y que nadie puede alcanzar- logró, a fuerza de trabajo –Julio trabaja como un condenado, muchísimo- ser uno de los mejores bailarines del mundo: reconocido, admirado en todo el mundo. Descubrirán cómo alcanzó el estatuto al que llegó, a pesar de sus pocas posibilidades –viniendo de una familia pobre y de Argentina-. Van a saber quién es Julio Bocca y, por cómo está escrito el libro, creo que puede interesarle incluso a las personas que no se focalizan en él. Es un hombre que baila, subido al escenario y común a la vez. Es una paradoja muy interesante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ca faisait si longtemps! Enfin de retour.