Fue el 12 de abril de 1991. Día de San Julio. Yo tenía 16 años y medio. Julio acababa de cumplir 24. Éramos dos jóvenes inmaduros, sólo que él ya tenía toda una carrera hecha y yo apenas empezaba a vislumbrar lo que podía llegar a ser la mía.
Él era mi ídolo, pero en el momento de hacer las preguntas, que tenía preparadas desde hacía un año y medio, me comporté de manera profesional y no dejé aflorar mis sentimientos. Julio contestó a mis preguntas como si yo fuera una periodista de verdad. Lino Patalano se impacientaba, porque periodistas de verdad estaban esperando para hacer su trabajo de verdad. Julio seguía como si nada y en un momento dijo a Lino: "Esperá, ¿no ves que me está haciendo una nota?"
De manera premonitoria, le pregunté: "¿Cuándo piensa dejar de bailar? ¿Dentro de quince años?" (en ese momento lo trataba de Usted).
Le erré sólo por un año. Y él contestó, riéndose: "¡Pienso bailar muchísimo más tiempo que eso!"
Él era mi ídolo, pero en el momento de hacer las preguntas, que tenía preparadas desde hacía un año y medio, me comporté de manera profesional y no dejé aflorar mis sentimientos. Julio contestó a mis preguntas como si yo fuera una periodista de verdad. Lino Patalano se impacientaba, porque periodistas de verdad estaban esperando para hacer su trabajo de verdad. Julio seguía como si nada y en un momento dijo a Lino: "Esperá, ¿no ves que me está haciendo una nota?"
De manera premonitoria, le pregunté: "¿Cuándo piensa dejar de bailar? ¿Dentro de quince años?" (en ese momento lo trataba de Usted).
Le erré sólo por un año. Y él contestó, riéndose: "¡Pienso bailar muchísimo más tiempo que eso!"
Han pasado 16 años. Julio ya ha dejado de bailar. Y yo me he convertido, para siempre, en su biógrafa.
1 comentario:
You were a child prodigy in your own right...
Publicar un comentario