Julio Bocca se instaló desde hace algunos meses en Montevideo (a pocas cuadras de donde yo misma he vivido durante tres años). En una nota al semanario uruguayo Búsqueda, retomado por Crítica de la Argentina, explica sus razones.
El bailarín se mudó a Montevideo. Dice que en Buenos Aires no se siente cómodo.
Bocca saltó el charco para vivir en paz
Bocca saltó el charco para vivir en paz
Nuevo vecino del barrio de Pocitos, reinvindica las noches, los restós y los espectáculos de la capital uruguaya. La posibilidad de andar por la calle como uno más.
“Mis amigos me preguntan si no me aburro de Montevideo y yo les digo que están locos”. Así se titula la nota de tapa de la revista Galería de Uruguay (se vende junto al semanario Búsqueda), un extenso reportaje con Julio Bocca, afincado en la capital uruguaya desde hace ya unos meses.
El primer bailarín argentino dice que se mudó de orilla para poder caminar por la calle y disfrutar de la vida del hombre común. “Me gusta tener el mar y la playa cerca, acá estoy mucho más tranquilo, yo allá siento que me están mirando, controlando, y capaz que no pasa eso, pero me siento así. No me imagino en Puerto Madero, que es donde vivo en Buenos Aires, sentado en la calle tomando mate: no es muy fashion”.
Bocca, uno de los mejores bailarines de ballet de todos los tiempos, es ahora un vecino del barrio de Pocitos que, a pesar de su sonado retiro de la danza, estudia la posibilidad de dirigir el ballet estable del Teatro Solís, el Colón montevideano. De hecho, a principios de este mes, presentó allí tres coreografías (“Nina Sinatra songs”, “Tango” y “Besame”), con un elenco que incluyó a Eleonora Cassano, Cecilia Figaredo y Hernán Piquín como primer bailarín invitado.
“Viste como es allá –le dice Bocca a la periodista Pía Supervielle en el reportaje–, está lleno de programas de chimentos. A mí siempre me respetaron, pero es una cuestión de que no salgo cómodo. No me veo caminando tranquilo por Corrientes o Florida, no estoy cómodo en Buenos Aires, y es una cuestión mía. Yo sólo quiero vivir una vida como la de cualquier otro. Montevideo me da esa posibilidad y acá tengo todo: buenos espectáculos, vida nocturna, lindos restaurantes, la rambla para andar en bici y caminar sin que nadie te moleste. Acá puedo ir al supermercado y la gente me saluda, pero no existe eso de que te estén tocando. Somos así, es parte de nosotros, pero a veces se puede llegar a extremos dañinos. Cuando vino Liza Minelli salimos a tomar algo y la gente le clavaba las uñas”.
En otro pasaje de la nota, el bailarín admite que disfruta mucho de su actual ocio post-retiro. “Me levanto –explica–, desayuno y, si está lindo, salgo a dar una vuelta; si no, me quedo dando vueltas en la cama. No tengo cargo de conciencia por no ir a entrenar. A veces estaba tan cansado que no iba; hoy no tengo que ir y lo disfruto muchísimo. (...) A veces voy al Parque Rodó a ver el atardecer: es un placer porque desde hace mucho tiempo tenía ganas de hacerlo. (...) Quiero es vivir una vida como cualquier otro”.
Bocca también habló de política y dijo que en Uruguay “son más educados. Cuando (Danilo) Astori abandonó el ministerio todos lo despidieron con un aplauso; allá me resulta inimaginable que eso pase”.
Y de los K: “No quiero ver a Kirchner todo el tiempo, la Presidenta es Cristina. ¿No le alcanza con su sueldo de ex presidente?”.
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“Mis amigos me preguntan si no me aburro de Montevideo y yo les digo que están locos”. Así se titula la nota de tapa de la revista Galería de Uruguay (se vende junto al semanario Búsqueda), un extenso reportaje con Julio Bocca, afincado en la capital uruguaya desde hace ya unos meses.
El primer bailarín argentino dice que se mudó de orilla para poder caminar por la calle y disfrutar de la vida del hombre común. “Me gusta tener el mar y la playa cerca, acá estoy mucho más tranquilo, yo allá siento que me están mirando, controlando, y capaz que no pasa eso, pero me siento así. No me imagino en Puerto Madero, que es donde vivo en Buenos Aires, sentado en la calle tomando mate: no es muy fashion”.
Bocca, uno de los mejores bailarines de ballet de todos los tiempos, es ahora un vecino del barrio de Pocitos que, a pesar de su sonado retiro de la danza, estudia la posibilidad de dirigir el ballet estable del Teatro Solís, el Colón montevideano. De hecho, a principios de este mes, presentó allí tres coreografías (“Nina Sinatra songs”, “Tango” y “Besame”), con un elenco que incluyó a Eleonora Cassano, Cecilia Figaredo y Hernán Piquín como primer bailarín invitado.
“Viste como es allá –le dice Bocca a la periodista Pía Supervielle en el reportaje–, está lleno de programas de chimentos. A mí siempre me respetaron, pero es una cuestión de que no salgo cómodo. No me veo caminando tranquilo por Corrientes o Florida, no estoy cómodo en Buenos Aires, y es una cuestión mía. Yo sólo quiero vivir una vida como la de cualquier otro. Montevideo me da esa posibilidad y acá tengo todo: buenos espectáculos, vida nocturna, lindos restaurantes, la rambla para andar en bici y caminar sin que nadie te moleste. Acá puedo ir al supermercado y la gente me saluda, pero no existe eso de que te estén tocando. Somos así, es parte de nosotros, pero a veces se puede llegar a extremos dañinos. Cuando vino Liza Minelli salimos a tomar algo y la gente le clavaba las uñas”.
En otro pasaje de la nota, el bailarín admite que disfruta mucho de su actual ocio post-retiro. “Me levanto –explica–, desayuno y, si está lindo, salgo a dar una vuelta; si no, me quedo dando vueltas en la cama. No tengo cargo de conciencia por no ir a entrenar. A veces estaba tan cansado que no iba; hoy no tengo que ir y lo disfruto muchísimo. (...) A veces voy al Parque Rodó a ver el atardecer: es un placer porque desde hace mucho tiempo tenía ganas de hacerlo. (...) Quiero es vivir una vida como cualquier otro”.
Bocca también habló de política y dijo que en Uruguay “son más educados. Cuando (Danilo) Astori abandonó el ministerio todos lo despidieron con un aplauso; allá me resulta inimaginable que eso pase”.
Y de los K: “No quiero ver a Kirchner todo el tiempo, la Presidenta es Cristina. ¿No le alcanza con su sueldo de ex presidente?”.
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3 comentarios:
comprendo profundamente a Julio, Montevideo es una ciudad que enamora y uno se siente mas cerca del agua y mas relajado que en BsAs.
I wish he moved to NY :-) Happy New Year, Angeline!
Estube paseando por Uruguay e la gente es buenisima, un lindo lugar para retirarse sin retirarse..., es decir seguir trabajando con danza sin bailar. Que seamos felices.
Felicito a J. B. y a Uruguay e que sean felices en la convivencia.qUE LINDO PAIS.
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