jueves, 30 de septiembre de 2010

Julio Bocca considera que los nuevos bailarines se preocupan más por Facebook que por Nureyev

Madrid, 30 sep (EFE).- El bailarín Julio Bocca decidió en 2007, tras 27 años de carrera, que sólo iba a pisar el escenario para "saludar al final" pero eso no significa que su vida no sea el baile y por eso no entiende que quienes empiezan estén "más preocupados" ver quién sube más fotos al Facebook que "por saber de Nureyev". 

 
Bocca (Buenos Aires, 1967) llegó ayer a Madrid donde hoy da, en los Teatros del Canal, una clase magistral e imparte una conferencia, para regresar mañana a Uruguay, donde dirige desde este año su Ballet Nacional, un "desafío" al que dedica toda su "pasión y energía", subraya en una entrevista con Efe.

"La verdad es que ha sido una coincidencia fuerte que me fuera de Montevideo -donde vive desde 2007- en medio de la polémica por mis declaraciones por el derecho a no hacer la huelga convocada allá y aterrizara acá en medio de otra huelga general", reconoce el que hasta diciembre será también responsable del Ballet Argentino.

"Sólo di mi opinión personal", precisa sobre el titular de prensa que resumió la situación con un "Julio Bocca desafía al gremio".

Lo cierto es que él se negaba a cancelar otra vez una función por una huelga -ya lo había hecho el 26 de agosto- y advirtió que si la compañía no podía actuar y representar "Giselle" el día del paro hacía la maleta y se volvía, "tan tranquilo", a su país.

Pero todo ha vuelto a sus cauces, la convocatoria ha cambiado del día 6 al día 7 y la compañía ha decidido mantener todas sus funciones, "y cobrando normalmente".

Está volcado en el "renacer" del Ballet del Servicio Oficial de Radiotelevisión y Espectáculos (SODRE), que celebra sus 75 años, y admite que "aún faltan un montón de cosas por hacer" pero que la compañía está "muy ilusionada y entregada".

Desde que tomó posesión efectiva, el 1 de junio, Bocca ha sido capaz de montar once funciones de "Giselle", que vieron en Montivedo 22.000 personas, "un éxito inédito", y montar una gira por el interior del país, por primera vez en 50 años, que "arrasó".

Doscientas funciones en 100 ciudades al año de media y miles de horas de ensayos y barra en su carrera le han dejado muy claro a Bocca lo que significa "la cultura del esfuerzo".

"Ha habido que explicarle a los bailarines que en gira no siempre se dan las mismas condiciones porque alguno se quejaba de que había pasado frío en la habitación y yo les decía: 'vale, sos bailarín del SODRE pero por un día que tengas frío no pasa nada, pensá en la gente que vive así todo el año".

Lamenta que quienes empiezan en una profesión que él ama "por encima de todo" no tengan conciencia de que "tenés que estar todo el día ensayando, haciendo clases, mejorando, porque esta es una carrera corta en la que si te demoras ya estás terminando".

Está empezando a cogerle el gusto a la docencia y aunque le acusen de "histérico" y de "exigente" no ceja en su propósito de que sus alumnos estén "concentrados", atentos cada segundo a sus instrucciones.

"Hay que mimarlos para que se concentren y parece normal que te discutan. Es todo tan individualista... Tienen mucha información pero al mismo tiempo se dispersan totalmente y están más preocupados por ver quién sube más fotos al Facebook que en saber de Nureyev o la historia de 'Giselle' o de 'Romeo y Julieta".

No obstante, precisa, su compañía camina hacia donde él quiere ir, y puede presumir de que ya empieza a montar la semana que viene "El lago de los cisnes", que estrenará en diciembre.

El próximo año, después de viajar al Festival de Cuba, empezarán con "Un tranvía llamado deseo", un "Corsario" completo y una gira, en julio, por Italia y España sobre la que, se ríe, no quiere soltar prenda.

Concha Barrigós.

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